Actualmente, la última novedad o tendencia en casi todas las reuniones de innovación de TI y de tecnología en el mundo es el Internet de las Cosas (o IoT, por sus siglas en inglés, que como todo lo demás en el mundo de la tecnología también se ha acortado). Avanzamos rápidamente desde el Internet original como lo conocemos, construido por y para las personas, y conectamos máquinas y dispositivos permitiéndoles intercomunicarse en una amplia red.
El Internet de las Cosas, ¿pero qué cuenta como “cosa”? Básicamente podemos colocar casi cualquier objeto que se nos ocurra en esta categoría. Usted puede atribuirle una dirección IP a casi cualquier cosa que exista dentro de nuestro universo, independientemente de si es un fregadero de cocina, un armario o un UPS. Todo se puede conectar a Internet y puede comenzar a dar señales y datos hacia un servidor, siempre que tenga un sensor digital integrado.
Actualmente, alrededor del 1% de las "cosas" están conectadas a Internet, pero según Gartner, Inc. (una corporación de investigación y consultoría), habrá casi 26 mil millones de dispositivos en el Internet de las Cosas en el año 2020.
A primera vista podría dar un poco de miedo, ¿verdad? Las películas de Hollywood y, más recientemente, el Profesor Stephen Hawking nos hablan sobre el peligro de la posibilidad de que las máquinas se hablen entre sí y se vuelvan conscientes de sí mismas. ¿Deberíamos preocuparnos o emocionarnos mucho? No existe una respuesta correcta pues esta nueva revolución en el campo de la tecnología no es algo que la gente comprenda aún del todo bien.
Al retroceder en la historia, todos los grandes inventos fueron recibidos con duda y rechazados por el ser humano. ¿Recuerdan cómo en las primeras etapas de la Internet algunas personas pensaban que iba a ser un gran fiasco? No muchos se imaginaron cómo cambiaría el mundo y que eventualmente se convertiría en parte esencial de nuestras vidas.
Compañías multimillonarias como Google, Microsoft, Samsung y Cisco están invirtiendo un gran capital en desarrollar el IoT. Esta podría ser la prueba que El Internet de las Cosas llegó para quedarse y que los negocios prósperos comenzarán a desarrollar productos y servicios que se adapten a las funcionalidades necesarias del IoT.
Entonces, ¿cómo funciona? Para las personas normales, interconectar sus propios dispositivos puede llevar a una mejor calidad de vida y menos preocupaciones. Por ejemplo, se puede conectar un reloj inteligente, o un brazalete para monitorear la salud, a la máquina para hacer café de manera que cuando salga de la cama, le esté esperando un café caliente en la cocina. Los sensores de temperatura en su hogar estarán a cargo de la calefacción en cada habitación y hasta podrán reconocer cuando usted está en casa para que su calentador sea más eficiente y ahorre más energía. Al hacer la vida normal y cotidiana cada vez más fácil, el IoT incluirá los artículos del hogar como los sensores para estacionamiento, los sensores para hornos o lavadoras, básicamente cualquier cosa que se haya conectado o puesto en red por medio de un dispositivo de control. Su refrigerador puede conocer todo sobre su dieta y su ingesta calórica diaria y reaccionar en este sentido, enviándole listas de comestibles actualizadas y recetas de comidas recomendadas. Samsung ya se encuentra desarrollando refrigeradoras inteligentes para ayudarle a llevar un control de artículos, que le diga cuando está desactualizado y en el futuro, ordenar leche cuando se le esté acabando.
Pero este del que estamos hablando es un micro nivel. Pensemos en vehículos autónomos, ciudades inteligentes y herramientas de manufactura inteligentes. Puentes que puedan rastrear cada vehículo, controlar el flujo vehicular y abrir y cerrar carriles de forma automática para ayudar con la seguridad vial; vehículos que puedan hablarse entre sí en las autopistas para que la hora pico sea más fluida y mejorar las experiencias de los choferes. Esto va más allá de sólo conectar máquinas o sensores: es usar la información de todos estos dispositivos conectados de manera que se pueda mejorar la vida como la conocemos de manera sustancial.
La clave para el IoT es que todos los dispositivos conectados puedan enviar datos en un corto periodo de tiempo, lo cual es crítico en muchas circunstancias, pero eso no es todo. En vez de solamente guardar la información, también puede analizarse y desencadenar una acción sin necesidad de intervención humana.
Las compañías alrededor del mundo pueden beneficiarse inmensamente de las aplicaciones de software del Internet de las Cosas, para aumentar la eficiencia y disponibilidad de sus productos, al mismo tiempo que reducen los costos y los efectos en el medio ambiente.
En los centros de datos por ejemplo, al interconectar todos los componentes activos, incluye los sistemas de UPS, unidades de aire acondicionado, PDU, etc., un administrador de centros de datos puede monitorear y supervisar fácilmente la actividad de su grupo. Los sistemas de control como el Liebert® iCOM son en realidad más que simples interfaces de monitoreo; estos pueden coordinar todos los sistemas de gerenciamiento térmico y suministrar el flujo de aire necesario con la temperatura que se requiere según la demanda. Cuando se dan problemas, las alertas y notificaciones enviadas al administrador del centro de datos son más que esenciales para restablecer el funcionamiento normal de las instalaciones. Un momento; ¿esto del Internet de las Cosas no debería ser algo nuevo? El Liebert iCom ha estado ya por varios años en el mercado. Aclarémoslo.
El término Internet de las Cosas lo acuñó por primera vez en 1999 el visionario inglés Kevin Ashton, aunque el proceso actual se encuentra en desarrollo desde ya hace un largo tiempo. Como pueden ver, el nombre puede ser algo confuso y ciertamente hasta hace poco se inmiscuyó en los principales medios por lo que las personas piensan que se trata de algo muy nuevo. Pero el hecho es que las compañías más importantes ya han estado utilizando y desarrollando el IoT por algunos años para cambiar la perspectiva de cómo verdaderamente se deberían hacer las cosas.
Sin embargo, poder aprovechar al máximo esta gran innovación en todos los aspectos de la vida, aún se encuentra en sus primeras etapas. Los mayores desafíos a los que se enfrenta el IoT en este momento, son los altos costos y los riesgos en cuanto a seguridad. Por el momento, las soluciones IoT pueden llegar a ser muy caras, por lo que estamos lidiando con un proceso continuo para reducir costos y permitir que más personas y negocios la puedan adoptar.
Las fallas de seguridad también pueden ser una de las razones para preocuparse pues el IoT es muy vulnerable en este punto. Muchos piratas informáticos han manifestado un extraordinario interés en esta dirección, razón por la que los desarrolladores necesitan ser extremadamente cautelosos cuando se trata de herramientas de seguridad.
Al tomar en cuenta estos factores, podemos concluir que el Internet de las Cosas es nuestra gran oportunidad de crear una mejor vida para todos, para crear una fuerte base en el campo de la tecnología y desarrollar productos y soluciones que podrían cambiar verdaderamente al mundo.