La introducción de la computación en la nube ha cambiado radicalmente la industria de centros de datos de innumerables maneras. Tal y como ocurrió con las coubicaciones hace algunos años, la nube ofreció una salida para las organizaciones que necesitaban recursos de TI, pero que no querían estar en el negocio de centros de datos. Muchas de ellas corrieron hacia las coubicaciones. La nube se convirtió en el segmento de más rápido crecimiento en la industria de centros de datos, desde su forma incipiente hasta representar un mercado global de $227.800 millones en una década.
Esa estampida hacia la nube tuvo implicaciones evidentes para los centros de datos empresariales. Claramente, la cantidad de instalaciones empresariales disminuyó, pero a medida que nos adentramos en la próxima década, nace un nuevo equilibrio. El mercado de la nube muestra signos de estabilización y los actuales centros de datos empresariales se están adaptando a un nuevo orden mundial, el cual incluye no solo la nube, sino también un borde de la red en rápida expansión. El nuevo modelo no es la nube, la empresa ni el borde de la red; es una combinación de los tres: los recursos en la nube pública y/o privada y las implementaciones en el borde de la red integradas con una instalación empresarial con una nueva apariencia en el núcleo. Esta es una de las muchas tendencias perceptibles en el centro de datos del 2020, de acuerdo con lo que ha sido identificado por un panel global de expertos de Vertiv.
En la actualidad, los centros de datos empresariales son cada vez más pequeños y más eficientes. Debido a que albergan datos confidenciales que las organizaciones prefieren no colocar en la nube, estas instalaciones empresariales suelen ser más críticas que nunca. Estos son centros de datos más ágiles, optimizados para su función como concentrador para estas nuevas redes híbridas.
Las implicaciones van mucho más allá de la elección entre un centro de datos empresarial o en la nube. Para gestionar los datos en una red tan diversa y distribuida se requiere visibilidad en los sistemas y aplicaciones, así como nuevas formas de concebirlo todo, desde la gestión de TI y de infraestructura hasta la seguridad física y cibernética. En el futuro, más organizaciones empezarán a ajustar su combinación de TI y gastos en función de las necesidades de sus aplicaciones, con redes que evolucionarán y se adaptarán a los cambios en esas aplicaciones.
¿Está su organización utilizando arquitecturas híbridas? De ser así, ¿qué consejo le daría a los que están pensando en estrategias similares?